Día 82 del confinamiento por la pandemia de Covid-19: la operación Balmis se moviliza contra el Covid-19.
Palmira Peláez Fernández
ppelaez@valdepenas.uned.es
Llevamos
casi tres meses oyendo hablar de la Operación Balmis, pero poca idea tenemos de
qué es exactamente y, sobre todo, qué o quién ha dado lugar a ese nombre.
La Operación
Balmis ha sido un despliegue que, según la web[1]
www.infodefensa.com, ha movilizado a
más de 57.000 militares para evitar la expansión del coronavirus, y esta
operación debe su nombre al inspirador de la que sería la primera acción
humanitaria española fuera de nuestro territorio: la Expedición Balmis, una
Expedición que, al igual que en la actualidad con el Covid-19, se impulsó para
frenar una pandemia: la viruela.
La viruela
era una enfermedad[2] que no
entendía de sexo, rango social o posición económica; se ha señalado que en los
siglos XVI y XVII la población indígena de las américas quedó diezmada entre un
20 y un 50 %, según las fuentes (Asensi, 2009: 562; Ramírez, 2004: 34). La enfermedad
habría sido introducida en América por los colonizadores, por ello, las
terapias curativas igualmente debían exportarse. Así, en unos primeros intentos
de acabar con este mal, y antes del descubrimiento de su vacuna por Jenner en
1796 (Veiga, de la Fuente, Martín, 2007), se practicó la “variolización” en
algunas poblaciones de Brasil, Buenos Aires, Lima… a finales del siglo XVIII,
pero no con una aplicación generalizada de la población. Sin embargo, las
circunstancias de que esta pandemia no fuera selectiva, y que la Familia Real
española también se viera afectada por ella, hicieron sentir la necesidad de
actuar frente a la epidemia para aliviar a toda la población.
Todos estos
hechos dieron lugar a la que ha sido calificada como una de las gestas médicas
más importantes en el inicio del siglo XIX (Ramírez, 2004: 34), a lo que cabe
añadir que, con esta misión de salud pública, se diseñaron los primeros mimbres
de la pudiera considerarse una sanidad pública para todos.
El seis de
junio de 1803 se publicaba la Real Orden por la que disponía la organización de
la Real Expedición Filantrópica de la vacuna, y se nombraba director de la
misma al cirujano militar de la Corte, Francisco Xavier Balmis y Berenguer (Asensi,
2009: 564). Los objetivos, por tanto, de esta Expedición eran difundir la
vacuna tanto en España como en los Virreinatos ultramarinos, instruir a los
sanitarios locales, para dar continuidad en el tiempo a esa terapia, y crear
las Juntas de vacunación (Ramírez, 2004).
El propio
Balmis sería el encargado de designar el equipo que le acompañaría en esta
Expedición. Este estaría formado por cirujanos, practicantes y enfermeros; así
como la única mujer del grupo, la Rectora de la Casa de Expósitos de La Coruña;
y los niños que sirvieron para transportar la vacuna por todo el mundo,
manteniendo la cadena brazo a brazo para que no se rompiera.
Esta
Expedición no hubiera sido posible sin los niños que sirvieron para transportar
la vacuna: los niños expósitos, niños provenientes de las inclusas y de
familias desestructuradas. Estos niños que, según se indicaba en la Circular
para la propagación de la vacuna, fechada en San Ildefonso el 1 de septiembre
de 1803 “…serán bien tratados, mantenidos y educados, hasta que tengan
ocupación o destino con que vivir, conforme a su clase y devueltos a los
pueblos de su naturaleza, los que se hubiesen sacado con esa condición” (Veiga,
de la Fuente, Martín, 2007: 75; Ramírez, 2004: 37).
Este grupo de
los niños expósitos, eran niños al margen de la sociedad no por delitos
propios, sino por una “culpa original irredimible”. El niño expósito llevaba
una tara imborrable, no tenía apellido y eso le cerraría todas las puertas en
la sociedad. ¿Por qué esta situación de desprecio de una vida indefensa e
inocente? La hipocresía de la sociedad, la presión de la miseria, la rigidez de
las relaciones sexuales, cuya trasgresión lleva al castigo y a la vergüenza
(Peláez, 2005).
La única
posibilidad que existía para transportar la vacuna en perfectas condiciones,
debido al gran trayecto hasta llegar a América, era mediante la inoculación de
brazo en brazo de estos niños que, siendo tan relevante su participación, su
identidad cayó en el olvido.
Pero, ¿por
qué la importante intervención de estos niños ha pasado tan desapercibida?
“Aquellos hijos de la pobreza y la desvergüenza eran las cabezas de turco que
en muchas ocasiones pagaban con su vida la miserable cuna en la que habían
nacido. Envidiaba su ingenuidad a pesar de sus desdichas” (De Artega, 2010:
21).
Fueron
muchos los niños expósitos utilizados. Los diez primeros seleccionados de la
Inclusa de Madrid y los doce siguientes, hasta completar los veintidós que
fueron a América, de la Casa de Expósitos de Santiago de Compostela; además de
los que fueron seleccionados para las Expediciones internas de los Virreinatos,
y la que llevó también a Filipinas y Macao la vacuna, igualmente de las
Inclusas de México (Asensi, 2009: 565-566; Veiga, de la Fuente, Martín, 2007:
78; Ramírez, 2004: 41).
Sobre Balmis
recayó la responsabilidad de localizar a los niños que iban a ser utilizados en
esta Expedición; pero, evidentemente, los padres no iban a dejar ir a sus
hijos. Por ello, se vio en la obligación de seleccionar niños sin padres
conocidos, o de madres solteras y pertenecientes a los grupos más desfavorecidos
de la sociedad, y esta medida fue la tomada, posteriormente cuando se hubo de
volver a destinar niños a esta función.
En marzo de
2020, más de 200 años después, el nombre de esa expedición ha servido también
de referencia para otra misión que, sin duda, de igual manera ha contribuido a
luchar contra una nueva pandemia y a salvar vidas: la COVID-19.
Para saber
más:
Asensi
Botet, F. (2009). La real expedición filantrópica de la vacuna (Xavier de
Balmis/Salvany). 1803-1806. Rev Chil
Infect 26 (6), pp 562-567.
Peláez
Fernández, P. (2005). Los Niños expósitos
en Ciudad Real. Historia de un apellido. Valdepeñas: Ayuntamiento de
Valdepeñas-Centro Asociado UNED.
Ramírez
Martín, S. M. (2004). El legado de la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna
(1803-1810): Las Juntas de Vacuna. Asclepio,
LVI (1), pp 33-61.
Veiga de
Cabo, J; de la Fuente Díez, E.; Martín Rodero, H. (2007). La Real Expedición
Filantrópica de la Vacuna (1803-1810). Med
Segur Trab, LIII (209), pp71-84.
Novela
histórica:
De Artega,
A. (2010). Ángeles custodios. Zeta
Maxi.
García, E.
V. (2005). La soledad de Balmis.
Madrid: Biblioteca Nueva.
Película:
Bardem, M.
(Director). (2016). 22 Ángeles
[Televisión], España. Four Luck Banana / Sunrise Picture / Televisión Española
(TVE).
Web de imágenes:
Magnífica investigación. Había leído algo sobre cómo los españoles transportaron la vacuna, pero no sabía el "criterio de selección" de los niños. Es bueno conocer el pasado, sobre todo para intentar que mejoremos tanto como sociedad como individuos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu interés. Procuramos aportar algo novedoso.
EliminarUn saludo
Enhorabuena Palmi por esta exposición investigadora tan en profundidad sobre lo que supuso poder dar con la vacuna de la viruela a principios del siglo XIX, a costa de vidas humanas inocentes. El caso es que pocos conocemos cómo y mediante qué métodos y a costa de quienes se consiguiría vencer a la viruela.
ResponderEliminarLa Operaicón Balmis" en gran parte nos recuerda la situación que vivimos, nuestra "nueva normalidad" en la que irremediablemente, debemos convivir con el COVID- 19, a la espera de que sea proporcionada una vacuna.
De la expedición de Balmis mundialmente famosa, existen muchas publicaciones enfocadas sobre todo en un aspecto muy concreto, la enorme persuasión de este médico catalán, para que Carlos IV accediera a su petición de propagar una vez conseguida la vacuna, por America.
De hecho, nos gustaría aludir a una publicación por parte del Gabinete de Prensa del Real Jardín Botánico publicada el pasado mes de marzo que se titula "El coronavirus revive la figura del médico Francisco Javier Blamis". Sin duda, su aportación nos refiere información muy interesante basada en fuentes documentales conservadas tanto en la biblioteca, archivo y herbario del RJB, como por ejemplo, que la OMS considera la figura de Isabel Zéndal Gómez, mujer que formaría parte de la expedición de Balmis, como la primera enfermera en la historia participante en una misión internacional. Véase http://www.rjb.csic.es/jardinbotanico/jardin/contenido.php?Pag=236&tipo=noticia&cod=7407
Pero, y es aquí donde quiero hacer un inciso, raras veces se ha hablado de los medios empleados para el transporte de dicha vacuna que fueron precisamente los niños expósito. Ocultar este hecho histórico a la hora de aunar en profundidad sobre los pormenores de la expedición, sería considerado como cesgo premeditado, acallar voces que avergüenzan...
Muchas gracias Tonka por tu comentario y por aportarnos algo más sobre esta y única mujer que participó en esta expedición que, como tu muy bien dices, ha sido considerada como la primera enfermera.
EliminarSon muchas las historias dentro de una Historia que es conveniente ir descubriendo.
Gracias por leernos y colaborar en esta tarea...
Hola. Hace tiempo oí este programa de radio que he podido localizar y os paso:
ResponderEliminarhttps://mediavod-lvlt.rtve.es/resources/TE_SRDOCU/mp3/6/0/1584359387306.mp3
Es un documento muy interesante, los niños expósitos fueron lo héroes de esta expedición, se puede hablar de una campaña de vacunación mundial. En el programa de radio que os adjunto se habla de que en ese momento no había comités éticos, ahora serían impensables estos métodos.
Muchas gracias, Palmi por seguir descubriéndonos la historia de personajes olvidados.
He accedido a través de RTVE a la carta documentos rne expedición balmis, por si tenéis problema de acceso. Es un buen documento:
ResponderEliminarhttps://www.rtve.es/alacarta/audios/documentos-rne/documentos-rne-expedicion-balmis-13-03-20/5540123/
Muchas gracias Teresa por leernos y por aportanos esta información que sirva, en cierta medida, ha conocer y reconocer la labor que también llevaron a cabo estos niños.
EliminarEnhorabuena por el artículo. Muy interesante.
ResponderEliminarDesgraciadamente, poco aprendemos de la Historia.
Eso sí, ya vemos cómo recientemente, algunas superpotencias optan por llevar a cabo los "experimentos" con fármacos en sus propias tropas que seguro "se prestan voluntarios" para ello...
y en pleno siglo XXI.
Domingo
Muchas gracias Domingo, llevas razón en lo que indicas.
EliminarGracias por seguirnos