¿Por qué esa “moda” de excluir a los niños de los espacios públicos?

¿Por qué esa “moda” de excluir a los niños de los espacios públicos?

Fuente: https://www.guiaaiju.com/juegos-en-espacios-abiertos/


Palmira Peláez Fernández
ppelaez@valdepenas.uned.es

Hoy es 30 de mayo de 2024 y, como estoy en un macro fin de semana en mi Comunidad Autónoma, he pensado hacer unas búsquedas en la web de cara a decidir dónde voy de vacaciones. Para mi sorpresa, he encontrado un gran número de espacios donde no se “admiten” niños. Así que cambio de planes, y en vez de buscar destino turístico, voy a hacer una reflexión sobre este hecho “no se admiten niños” que me ha sobrecogido de gran manera.

Estamos en una época en la que a diario tenemos reivindicaciones de diferentes colectivos de personas exigiendo derechos; como, de igual manera, se exige la defensa de los animales; o la protección del medio ambiente; también el respeto por el patrimonio cultural y etnográfico…en una palabra garantizar la pervivencia, desde diferentes… digamos, ámbitos, del mundo en el que habitamos. Y, sin embargo, cada vez encontramos más espacios públicos en los que no se admiten niños (aviones, hoteles, restaurantes…).

La verdad, no llego a entender esto. Creo que se ha perdido el norte, y no hemos caído en la cuenta de que nuestro futuro está en manos de esos niños (no discuto sobre la educación que se les esté o deba estar dándoseles, ese es otro tema).

Cada vez son más frecuentes los restaurantes en los que no se puede ir con los niños, pero la situación llega al punto de que, en los que no hay tal impedimento, son los “otros” clientes los que se quejan ante el posible “parloteo” (ya sabemos: ¿por qué…, por qué…, por qué…? Que afortunadamente tienen los niños) o “juegos (sin moverse de la mesa porque cualquiera los deja bajar)” o bien te ponen mala cara cuando te sientas en la mesa de al lado o los más osados, incluso, se quejan a los camareros.

Y ya buscando en la red he comprobado que cada vez más se escribe sobre este hecho y, la mayoría de los autores, coinciden en señalar hipocresía de la sociedad que idealiza la infancia pero, eso sí, que no se muevan, que no hablen, que “se porten bien”... términos en los que lo define Esther Vivas en su libro .Mamá desobediente. Por no hablar de las profesionales que consideran que detrás de este rechazo a los niños y a la infancia hay un trauma infantil del adulto por la educación recibida, desde hechos demasiado autoritarios, e incluso con agresiones, o, por el contrario, con abandono o dejación de funciones de padres afectuosos.

Ahora que a todo se le busca un término, e incluso, un síndrome, a este odio-terror-pánico a los niños se les denomina: “niñofobia”. Lo verdaderamente cierto, tras estos comportamientos es la actitud egoísta de los adultos, el comportamiento intolerante de quien no acepta que otra “personita” esté haciendo preguntas, diciendo (sin filtro) lo que le gusta o no, interesándose por lo que ocurre a su alrededor, por qué a la mesa de al lado les han llevado una comida y a ellos otra, por qué hay gente tan seria comiendo cerca de ellos… en fin, lo que habitualmente viene haciendo un niño.


Comentarios

Seguidores

Visitas a nuestro blog